martes, 24 de agosto de 2010

El despertar de la lucidez

El despertar de la lucidez puede no suceder nunca, pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo; y cuando llega se queda para siempre.


Cuando se percibe el absurdo, el sinsentido de la vida, se percibe también que no hay metas y que no hay progreso. Se entiende, aunque no se quiera aceptar, que la vida nace con la muerte adosada, que la vida y la muerte no son consecutivas sino simultáneas e inseparables. Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree, es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.


Es un don y un castigo, está todo en la palabra: lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio; pero también se llama Lucifer el lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de Lucifer y Lucifer viene de luz y de ferous, que quiere decir “el que tiene luz”, el que trae la luz que permite la visión interior, el bien y el mal, todo junto; el placer y el dolor. La lucidez es dolor. El único placer que uno puede conocer, el único que se parecerá remotamente a la alegría, será el placer de ser consciente de la propia lucidez: el silencio de la comprensión, el silencio del mero estar. En esto se van los años, en esto se fue la bella alegría animal.


El lúcido puede seguir viviendo mientras conserve el instinto de la especie, el impulso vital. Es muy posible que, con los años, esa fuerza oscura e instintiva se pierda. Es necesario entonces apelar a algo parecido a la fe; hay que inventarse un motivo, una meta que nos permita reemplazar el impulso animal perdido por una voluntad fríamente racional. Pero esa voluntad es muy difícil de mantener. De repente, sin motivo, se va, se apaga, desaparece. Es entonces cuando se sigue o no se sigue, se puede o no se puede. Y si no se puede no hay culpa. No importa el amor de los otros ni el amor que uno siente por ellos: si uno no sigue, todo sigue sin uno y sigue igual. Todo pasa, la ausencia pasa. Se conoce la muerte antes de morir, es un final antiguo, un final muy común, es un final deseado que se espera sin temor porque uno lo ha vivido ya muchas veces. Todo da igual.

"Lugares Comunes". (2002) Película de Adolfo Aristarain, basada en El renacimiento, novela de Lorenzo F. Aristarain.

lunes, 23 de agosto de 2010

Orígenes .4: Kenos (Selkans)


Mito de los onas que habitaban en la Isla de Tierra del Fuego, se denominaban a si mismo “Selkans”, hombres a pie. Fueron exterminados a comienzos del siglo XX.

LA  LLEGADA DE KENOS
Kenos, nacido de la cúpula celeste y enviado de Timáukel, bajó a la Tierra deslizándose por una cuerda. Cuentan que la cuerda se rompió justo en el momento en que Kenos se posó en la Tierra y que ése fue el motivo de que no se volviera al Cielo de inmediato. Porque, aunque venía con una gran misión, no le gustó lo que vio al echar el primer vistazo. La Tierra era chata e uniforme y estaba rodeada por Kox, el Mar. Entonces Kenos creó las montañas y los barrancos y los distribuyó por el mundo. La luz era escasa y uniforme, y todas las horas pasaban en un alba perpetua. Entonces Kenos inventó al Sol y a la Luna. Ordenó a Krren que brillara más fuerte a mediodía y que se retirara por la tarde para ser reemplazado por la blanca luz de Krah. Los árboles eran muy bajos y achaparrados porque el Cielo los aplastaba en su magnificencia. Entonces Kenos empujó la cúpula hacia arriba y la dejó allí, para que los bosques crecieran altos y hermosos. Así fue como Kenos puso orden en la naturaleza y cumplió con la primera parte de su misión. 

     
KENOS, CREADOR DE LOS HOMBRES
Cuentan que un día Kenos se hallaba cerca de un pantano, contemplando distraído su maravillosa obra. De pronto tomó un poco de barro, lo exprimió hasta quitarle el agua y modeló con él los genitales masculinos, que puso con cuidado en el suelo. Del mismo modo formó enseguida los genitales femeninos y los colocó suavemente al lado de los otros. Al caer la noche, Kenos se retiró y, en medio de la oscuridad, los genitales se acoplaron durante un rato. A la mañana siguiente, cuando Kenos volvió al 1ugar, se encontró con que un nuevo ser se encontraba junto a las figuras que él había modelado. Y ese hombre fue el primer antepasado de los onas. Lo mismo pasó la noche siguiente, y los hombres fueron dos. Cada vez que se ponía el sol, los genitales se unían y un nuevo ser humano aparecía en el mundo. Pronto la región estuvo llena de hombres y mujeres, que se reconocieron como tales cuando vieron que había dos clases diferentes de seres, que en cierta parte de sus cuerpos se parecían a los modelos creados por Kenos. Ellos fueron los primeros onas, de piel oscura como el barro del pantano con que Kenos los había creado. Más al Norte, Kenos encontró arcilla blanca, con la que formó hombres de cutis claro, que también se distribuyeron por la Tierra. Entonces Kenos, para que reinara la justicia entre sus criaturas, otorgó a cada grupo un haruwen, un territorio que pudieran recorrer en busca de caza y de frutos, un sitio de donde nadie pudiera echarlos. Dicen los que saben que lo mejor de todo el ancho mando les tocó a los onas, los primogénitos de Kenos.
LAS ENSEÑANZAS DE KENOS 
Cuando algún desprevenido pregunta el por qué de las conductas de los hombres, los onas contestan simplemente: “Kenos los hizo así”. Y ésa es la verdad, porque el enviado de Timáukel les dio los dones más preciosos y les enseñó a vivir con felicidad. Cuentan que a Kenos le gustaba mucho conversar y que, sin pensar que los hombres no podían contestarle, se puso a parlotear. Pero como hablar solo le resultaba muy aburrido, los instruyó a todos en la maravilla del lenguaje. Enseguida los onas se entusiasmaron, comenzaron a conversar unos con otros y ya nunca dejaron de hacerlo. Otra vez, Kenos enseñó a los onas cómo hacer para que hubiera niños. Les explicó que hombres y mujeres debían unirse y estableció normas al respecto. Ordenó a los hombres que no tomaran la mujer de otro y a las mujeres que no se acoplaran con ningún varón que no fuera su marido. Después, Kenos determinó las distintas tareas de las que se ocuparían los hombres y las mujeres para vivir en armonía, aleccionó a los onas para que trataran a los ancianos con respeto y educaran a los hijos en las buenas costumbres, de modo que ellos, a su vez, las transmitieran a sus hijos. Y así fue cómo Kenos cumplió con la segunda parte de su misión.
LA DESPEDIDA
    Un día, Kenos, al que acompañaban tres ancianos, se sintió cansado: había ordenado la naturaleza, había inventado a los humanos y creado una civilización. Entonces se acostó para recuperar fuerzas y se quedó dormido. Dicen que Kenos durmió muchísimo tiempo; que sus acompañantes trataron de despertarlo pero no lo lograban. Entonces se dieron cuenta de que Kenos se había convertido en un viejo como ellos y que tal vez les hubiera llegado a los cuatro la hora de la muerte. Por lo tanto, se echaron en el suelo y yacieron por edades y edades, esperando la muerte, pero ésta no llegó. Por fin, Kenos se despertó y decidió ir hacia el Norte, a una tierra muy lejana adonde tal vez conseguiría morir. De modo que partió, seguido por los tres ancianos. El camino era muy largo y los cuatro caminaban con el paso lento de quienes están por abandonar la vida. Cuando llegaron a destino vieron que se trataba de un lugar lleno de gente. Los recién venidos pidieron que, una vez que los cuatro se acostaran en el suelo, los envolvieran en sus capas de piel y los dejaran descansar. Así ocurrió y de tal forma por fin los encontró la muerte. Pero la muerte no era eterna, de modo que después de yacer un largo tiempo todos vieron que Kenos y los demás comenzaban a suspirar y a recuperar los movimientos. Entonces se irguieron, se miraron unos a otros y comprendieron que eran jóvenes otra vez. De modo que todos los onas decidieron hacer lo mismo que Kenos. El que se sentía tan viejo que había perdido las ganas de vivir se envolvía en su capa y se tendía en el suelo, como si estuviera muerto. Los que tenían la suerte de rejuvenecer iban entonces hasta la choza de Kenos, que se apuraba a darles un baño para quitarles el desagradable olor del que estaban impregnados, de la misma manera que él lo había hecho, dejando en el agua los restos de su vida anterior y alistándose para recomenzar. Pero con el tiempo la vejez se adueñaba de nuevo de los cuerpos y de los corazones y a veces sucedía que alguien ya no se levantara más. Sin embargo, no desaparecía, sino que se transformaba en un cerro, en un pájaro, en una cascada... Cuando a Kenos le llegó la hora de volver por fin a su casa celeste, los que tuvieron el privilegio de acompañarlo se convirtieron en las estrellas y los planetas que pueblan el  cielo de la Tierra del Fuego.

Fuente: Leyendas de la Tierra del Fuego, comp. Arnoldo Canclini, Ed. Planeta, Ciudad de Buenos Aires.
Véase:   Orígenes

viernes, 20 de agosto de 2010

Guerras mentidas

Lanzamientos publicitarios, operaciones de marketing. La opinión pública es el target. Las guerras se venden mintiendo, como se venden los autos.
En agosto de 1964, el presidente Lyndon Johnson denunció que los vietnamitas habían atacado dos buques de los Estados Unidos en el golfo de Tonkin.
Entonces, el presidente invadió Vietnam, lanzó aviones y tropas y su popularidad subió a las nubes y fue aclamado por los periodistas y por los políticos, y el gobierno demócrata y la oposición republicana fueron un partido único contra la agresión comunista.
Cuando ya la guerra había destripado a una multitud de vietnamitas, en su mayoría mujeres y niños, Robert McNamara, ministro de defensa de Johnson, confesó que el ataque del golfo de Tokin no había existido.

Los muertos no resucitaron.

En marzo del año 2003, el presidente George W. Bush denunció que Irak estaba a punto de aniquilar el mundo con sus armas de destrucción masiva, las armas más letales jamás inventadas.
Entonces, el presidente invadió Irak, lanzó aviones y tropas y su popularidad subió a las nubes y fue aclamado por los periodistas y por los políticos, y el gobierno republicano y la oposición demócrata fueron un partido único contra la agresión terrorista.
Cuando ya la guerra había destripado a una multitud de iraquìes, en su mayoría mujeres y niños, Bush confesó que las armas de destrucción masiva no habían existido. Las armas más letales jamás inventadas habían sido inventadas por él.
En las elecciones siguientes, el pueblo lo recompensó reeligiéndolo.

Allá en la infancia, mi mamá me había dicho que la mentira tiene patas cortas.
Estaba mal informada.

"Espejos", Eduardo Galeano

miércoles, 11 de agosto de 2010

La Jetée (1962)

“Todos tenemos una máquina del tiempo... Los recuerdos nos transportan al pasado y los sueños al futuro.”

La Jetée, fotonovela francesa de 28 minutos, en blanco y negro, de Chris Marker.

Parte I:


Parte II:


Parte III:


Descargar La Jetèe


“Una de las escuelas de Tlon llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente.”


Jorge Luis Borges, “Ficciones”



viernes, 6 de agosto de 2010

La Escuela como Aparato Ideológico de Estado

"La ideología, ahistórica y eterna, es la relación imaginaria (sucede en la mente) de los sujetos con sus relaciones sociales."

Designamos con el nombre de aparatos ideológicos de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas[...]Podemos por el momento considerar como aparatos ideológicos de Estado las instituciones siguientes (el orden en el cual los enumeramos no tiene significación especial):

AIE religiosos (el sistema de las distintas Iglesias),
AIE escolar (el sistema de las distintas “Escuelas”, públicas y privadas),
AIE familiar,
AIE jurídico,
AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos),
AIE sindical,
AIE de información (prensa, radio, T.V., etc.),
AIE cultural (literatura, artes, deportes, etc.).

[...]Los aparatos ideológicos de Estado funcionan masivamente con la ideología como forma predominante pero utilizan secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir simbólica. (No existe aparato puramente ideológico.) Así la escuela y las iglesias “adiestran” con métodos apropiados (sanciones, exclusiones, selección, etc.) no sólo a sus oficiantes sino a su grey. También la familia... También el aparato ideológico de Estado cultural (la censura, por mencionar sólo una forma), etcétera.

[...]Por eso creemos tener buenas razones para pensar que detrás del funcionamiento de su aparato ideológico de Estado político, que ocupaba el primer plano, lo que la burguesía pone en marcha como aparato ideológico de Estado número uno, y por lo tanto dominante, es el aparato escolar que reemplazó en sus funciones al antiguo aparato ideológico de Estado dominante, es decir, la Iglesia. Se podría agregar: la pareja Escuela-Familia ha reemplazado a la pareja Iglesia-Familia.

¿Por qué el aparato escolar es realmente el aparato ideológico de Estado dominante en las formaciones sociales capitalistas y cómo funciona?

Por ahora nos limitaremos a decir que:

1) Todos los aparatos ideológicos de Estado, sean cuales fueren, concurren al mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción, es decir, las relaciones capitalistas de explotación.

2) Cada uno de ellos concurre a ese resultado único de la manera que le es propia: el aparato político sometiendo a los individuos a la ideología política de Estado, la ideología “democrática”, “indirecta” (parlamentaria) o “directa” (plebiscitaria o fascista); el aparato de información atiborrando a todos los “ciudadanos” mediante la prensa, la radio, la televisión, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo, liberalismo, moralismo, etcétera. Lo mismo sucede con el aparato cultural (el rol de los deportes es de primer orden en el chauvinismo), etcétera; el aparato religioso recordando en los sermones y en otras grandes ceremonias de nacimiento, casamiento o muerte que el hombre sólo es polvo, salvo que sepa amar a sus hermanos hasta el punto de ofrecer su otra mejilla a quien le abofeteó la primera. El aparato familiar..., no insistimos más.

3) Este concierto está dominado por una partitura única, ocasionalmente perturbada por contradicciones, las de restos de las antiguas clases dominantes, las de proletarios y sus organizaciones: la partitura de la ideología de la clase actualmente dominante que integra en su música los grandes temas del humanismo de los ilustres antepasados que, antes del cristianismo, hicieron el milagro griego y después la grandeza de Roma, la ciudad eterna, y los temas del interés, particular y general, etc., nacionalismo, moralismo y economismo.

4) No obstante, un aparato ideológico de Estado cumple muy bien el rol dominante de ese concierto, aunque no se presten oídos a su música: ¡tan silenciosa es! Se trata de la Escuela.
Toma a su cargo a los niños de todas las clases sociales desde el jardín de infantes, y desde el jardín de infantes les inculca —con nuevos y viejos métodos, durante muchos años, precisamente aquellos en los que el niño, atrapado entre el aparato de Estado-familia y el aparato de Estado-escuela, es más vulnerable— “habilidades” recubiertas por la ideología dominante (el idioma, el cálculo, la historia natural, las ciencias, la literatura) o, más directamente, la ideología dominante en estado puro (moral, instrucción cívica, filosofía).

Hacia el sexto año, una gran masa de niños cae “en la producción”: son los obreros o los pequeños campesinos. Otra parte de la juventud escolarizable continúa: bien que mal se encamina y termina por cubrir puestos de pequeños y medianos cuadros, empleados, funcionarios pequeños y medianos, pequeño-burgueses de todo tipo.
Una última parte llega a la meta, ya sea para caer en la semidesocupación intelectual, ya para proporcionar, además de los “intelectuales del trabajador colectivo”, los agentes de la explotación (capitalistas, empresarios), los agentes de la represión (militares, policías, políticos, administradores, etc.) y los profesionales de la ideología (sacerdotes de todo tipo, la mayoría de los cuales son “laicos” convencidos).

Cada grupo está prácticamente provisto de la ideología que conviene al rol que debe cumplir en la sociedad de clases: rol de explotado (con “conciencia profesional”, “moral”, “cívica”, “nacional” y apolítica altamente “desarrollada”); rol de agente de la explotación (saber mandar y hablar a los obreros: las “relaciones humanas”); de agentes de la represión (saber mandar y hacerse obedecer “sin discutir” o saber manejar la demagogia de la retórica de los dirigentes políticos), o de profesionales de la ideología que saben tratar a las conciencias con el respeto, es decir el desprecio, el chantaje, la demagogia convenientes adaptados a los acentos de la Moral, la Virtud, la “Trascendencia”, la Nación, el rol de Francia en el Mundo, etcétera.

Por supuesto, muchas de esas virtudes contrastadas (modestia, resignación, sumisión por una parte, y por otra cinismo, desprecio, altivez, seguridad, grandeza, incluso bien decir y habilidad) se enseñan también en la familia, la iglesia, el ejército, en los buenos libros, en los filmes, y hasta en los estadios. Pero ningún aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años de la audiencia obligatoria (y, por si fuera poco, gratuita...), 5 a 6 días sobre 7 a razón de 8 horas diarias, de formación social capitalista.

Ahora bien, con el aprendizaje de algunas habilidades recubiertas en la inculcación masiva de la ideología de la clase dominante, se reproduce gran parte de las relaciones de producción de una formación social capitalista, es decir, las relaciones de explotados a explotadores y de explotadores a explotados. Naturalmente, los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen capitalista están recubiertos y disimulados por una ideología de la escuela universalmente reinante, pues ésta es una de las formas esenciales de la ideología burguesa dominante: una ideología que representa a la escuela como un medio neutro, desprovisto de ideología (puesto que es... laico), en el que maestros respetuosos de la “conciencia” y la “libertad” de los niños que les son confiados (con toda confianza) por sus “padres” (que también son libres, es decir, propietarios de sus hijos), los encaminan hacia la libertad, la moralidad y la responsabilidad de adultos mediante su propio ejemplo, los conocimientos, la literatura y sus virtudes “liberadoras”.

Pido perdón por esto a los maestros que, en condiciones espantosas, intentan volver contra la ideología, contra el sistema y contra las prácticas de que son prisioneros, las pocas armas que puedan hallar en la historia y el saber que ellos “enseñan”. Son una especie de héroes. Pero no abundan, y muchos (la mayoría) no tienen siquiera la más remota sospecha del “trabajo” que el sistema (que los rebasa y aplasta) les obliga a realizar y, peor aún, ponen todo su empeño e ingenio para cumplir con la última directiva (¡los famosos métodos nuevos!). Están tan lejos de imaginárselo que contribuyen con su devoción a mantener y alimentar, esta representación ideológica de la escuela, que la hace tan “natural” e indispensable, y hasta bienhechora, a los ojos de nuestros contemporáneos como la iglesia era “natural”, indispensable y generosa para nuestros antepasados hace algunos siglos.

En realidad, la iglesia es reemplazada hoy por la escuela en su rol de aparato ideológico de Estado dominante. Está combinada con la familia, como antes lo estuvo la iglesia. Se puede afirmar entonces que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que en el mundo sacude el sistema escolar en tantos Estados, a menudo paralela a la crisis que conmueve al sistema familiar (ya anunciada en el Manifiesto ), tiene un sentido político si se considera que la escuela (y la pareja escuela-familia constituye el aparato ideológico de Estado dominante, aparato que desempeña un rol determinante en la reproducción de las relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia por la lucha de clases mundial.

"Ideología y Aparatos ideológicos de Estado", (1969) Louis Althusser.