domingo, 2 de diciembre de 2012

La crisis del estar... (Parte I)

Artículo extraído de la página española tendencias21.net
Al leerlo no hay que olvidar el contexto en el cuál fue redactado, es decir, la crisis europea que afecta gravemente a España, Portugal, Italia, Irlanda y Grecia, entre otros.


La crisis del estar traerá cambios globales de grandes proporciones

«…La globalización no sólo provoca su propia crisis. Su dinamismo acarrea crisis múltiples y variadas a escala planetaria. La crisis de la economía mundial aparecida en 2008 (…) la crisis ecológica (…) la crisis de las sociedades tradicionales (…) la crisis demográfica (…) la crisis urbana (…) la crisis del mundo rural (…) la crisis política (…) la crisis del desarrollo (…) la crisis de la humanidad que no logra acceder a la humanidad…» Edgar Morin, 2011.

En una conferencia pronunciada en septiembre de 2009 por el prestigioso y reconocido economista Manfred Max-Neef, Premio Nobel Alternativo de Economía, nos informaba de que en el mismo momento en que la la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) anunciaba en octubre de 2008 que eran necesarios 30.000 millones de dólares anuales para acabar con el hambre en el mundo (FAO: 2008), la cantidad destinada por los bancos centrales de Estados Unidos, Unión Europea, Japón, Canadá, Inglaterra y Suiza para rescatar a los bancos privados de la crisis financiera, ascendía a 17 billones (millones de millones) de dólares.

Una cantidad, que si la comparamos con los cálculos de la FAO, significaría garantizar un mundo sin hambre y desnutrición, al menos durante 600 años (Max-Neef, M.; 2009). Algo verdaderamente repugnante, escandaloso y criminal cuando sabemos también que los gastos militares en el mundo durante el periodo 2007-2011 ascendieron a 7,702 billones de dólares), unas cifras que escarnecidamente marcan un cruel hito histórico de inhumanidad, insolidaridad y ausencia de compasión.

Estamos pues ante una crisis que es al mismo tiempo una crisis del estar y una crisis del ser. Una crisis del estar en cuanto afecta a las condiciones materiales de nuestra existencia y de la vida en el planeta, y una crisis del ser porque se relaciona estrechamente con nuestra naturaleza humana y nuestra forma de construir conocimiento y sentido.

Una crisis del estar porque el impacto producido en la naturaleza y en las sociedades de todo el planeta por el modelo económico-productivo dominante, no sólo está destruyendo nuestras posibilidades de supervivencia como especie, sino que está sometiendo a millones de personas a la pobreza, al hambre y a la desnutrición, ampliando y consolidando así en todo el planeta, la brecha de la desigualdad en la distribución de la riqueza. Pero también, una crisis del ser porque el modelo de relaciones sociales dominante basado en el hiperconsumo, el individualismo y la reducción de todo lo humano a mercancía, nos conduce por un camino oscuro y vacío de sensibilidad.

Una crisis del estar en suma porque, como nos señala Max-Neef, el mundo está en rumbo de colisión; y una crisis del ser porque la razón económica y tecnológica está eclipsando la razón ética basada en la responsabilidad, la solidaridad y la compasión.

Los datos confirman las peores previsiones 


«Estamos en presencia de la crisis terminal de un patrón civilizatorio antropocéntrico, monocultural y patriarcal, de crecimiento sin fin y de guerra sistemática contra las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra. La civilización de dominio científico tecnológico sobre el conjunto de la llamada “naturaleza”, que identifica el bienestar humano con la acumulación de objetos materiales y el crecimiento económico sin límite -que tiene al capitalismo como su máxima expresión histórica- está llegando al límite…», Edgardo Lander.

Hace ya casi dos décadas, concretamente en enero de 1995, J.R. Graham, presidente de una importante empresa estadounidense de gestión y marketing y nada sospechoso de izquierdismo, nos alertaba sobre las nuevas tendencias mundiales de empleo y actividad económica, tendencias que constituyen hoy los rasgos que caracterizan las condiciones materiales de existencia en las que viven las grandes mayorías de seres humanos del planeta.

Refiriéndose al comercio y la venta al pormenor, Graham señalaba que el pequeño comercio sería sustituido por la comercialización en masa de grandes establecimientos y cadenas de distribución y efectivamente así ha ocurrido. Las grandes empresas comerciales y multinacionales controlan absolutamente el mercado, de tal forma que no sólo deciden lo que debemos consumir, sino que imponen las condiciones de compra a los productores, someten a sus trabajadores mediante contrataciones precarias y bajos salarios, al mismo tiempo que determinan los precios y la importancia de las mercancías.

Este es el caso por ejemplo de la empresa multinacional Wal-Mart, la compañía estadounidense de comercio minorista más grande del mundo que opera en quince países induciendo una competencia desleal con los pequeños comercios y provocando el desempleo, la pobreza, la dependencia económica e incluso la introducción de productos transgénicos en los territorios y países en los que se asienta. Sus salarios son los más bajos y su expansión se ha visto facilitada por medidas privilegiadas de los gobiernos y presuntamente corruptas, además de variados procedimientos de explotación de sus trabajadores, como así ha ocurrido por ejemplo en México, uno de los países con mayor presencia de Wal-Mart en todo el mundo.

En relación al empleo, Graham profetizaba que habría una reducción de personal continuada en todos los sectores económicos y que los despidos masivos se irían produciendo de forma regular cada cierto tiempo, algo de viva y descarnada actualidad en Europa en la que el desempleo, para los 17 países de la zona euro, se situó el pasado mes de marzo de 2012 en el 10,9 % , un nivel récord que superó en un punto los datos de marzo de 2011 y que supone en cifras brutas un total de 24.772.000 personas en la Europa de los 27 y que para España en abril del presente año 2012, significa el desgraciado record de ostentar la cifra más alta de toda su historia, con un 24,1 % con un total de 5.636.500 desempleados siendo el número de hogares con todos sus miembros activos en desempleo de 1.728.400.

Graham también apuntaba que la sociedad cambiaría de configuración, de forma que las clases medias disminuirían, aumentando al mismo tiempo las clases populares de bajos ingresos, detallando que aproximadamente el 30% de la población se encontraría a nivel de subsistencia, fruto de los empleos precarios y mal remunerados, situándose en la cumbre socioeconómica el 2% de la población constituida por los más ricos. Una profecía hecha realidad cuando constatamos que en España la renta disponible por persona cayó en términos reales cerca de un 9% entre 2007 y 2010 lo que ha supuesto que el índice Gini (indicador estadístico de desigualdad de riqueza), haya pasado de 0,313 en 2007 a 0,339 en 2010 algo que no había sucedido en los últimos 25 años.

Concretamente, la distancia entre el 20 % más rico y el 20 % más pobre pasó del 2007 a 2010 de 5,3 a 6,9 que es el crecimiento mayor de los 27 países de la Unión Europea siendo la proporción de hogares por debajo del umbral de la pobreza del 22%, umbral que se sitúa en 7.800 euros en 2010 lo que supuso un descenso de 200 € respecto a 2009.(FOESSA-Cáritas, 2012).

Por último, en el referenciado artículo de J.R. Graham, se profetizaba igualmente que los gobiernos irían reduciendo poco a poco los gastos sociales. Las coberturas sanitarias, educativas, de pensiones, etc., irían disminuyendo o cuando no, se irían privatizando obligando así a todas las personas a ser más ahorradoras en previsión de una seguridad para el futuro, con lo cual aumentarán considerablemente los fondos de pensiones y los beneficios de las empresas financieras.

Y nuevamente la realidad, casi veinte años más tarde de aquel esclarecedor artículo, ha venido a demostrarnos la exactitud de sus previsiones. Así hoy, bastaría con analizar brevemente cualquiera de los presupuestos generales del estado de países como España, Portugal, Italia, Irlanda o Grecia, para verificar como se ha producido un significativo retroceso de las conquistas sociales durante largos años conseguidas, que aunque no llegaron a ser nunca comparables a los niveles los países del norte de Europa, si al menos constituían un avance positivo hacia cotas de mayor bienestar social.

En definitiva, todos los ajustes y recortes económicos y de derechos sociales que se están produciendo en Europa, están afectando gravemente a las condiciones de vida de millones de ciudadanos, que no sólo se ven desposeídos de su trabajo sino que también son destinados a engrosar las capas de pobreza, unas capas que a su vez están más desprotegidas que nunca al haberse recortado y disminuido significativamente las garantías de protección antes de la crisis, es decir, los pobres ahora, no sólo son más en número, como así refleja el Informe FOESSA-Cáritas para España, sino que son más intensivamente pobres al haber disminuido las subvenciones a los servicios sociales, educativos y sanitarios.

¿Fin del Estado del Bienestar, final del Estado moderno? 


De esta forma nos encaminamos a una situación en la que hay muchas probabilidades de que todo quedará privatizado y el Estado dejará de cumplir su función esencial de compensador de desigualdades y redistribuidor de la riqueza. Por diversos caminos estamos llegando a un descontrol y una flexibilización tal de las relaciones socioeconómicas y laborales que eternizará y aumentará considerablemente las difíciles condiciones de vida de las grandes mayorías del planeta.

Seguirán disminuyendo velozmente los trabajos estables a jornada completa y aumentarán la precarización, el desempleo, el subempleo y el pluriempleo, todo en nombre de una flexibilización laboral universal que destruirá cualquier tipo de compromiso contractual basado en derechos laborales conquistados en largos y dolorosos procesos históricos. Y nuevamente las clases trabajadoras continuarán sufriendo, bajo diferentes y sutiles formas, inhumanos y crueles procedimientos de explotación, servidumbre y esclavitud, pero ahora en nombre de unos misteriosos mercados financieros que se han convertido en las al parecer incurables plagas y epidemias de la posmodernidad.

Sin embargo, lo que hasta aquí hemos descrito como impacto de la crisis económica en países de Europa como España, no tiene comparación con la escandalosa e injusta situación en la que se encuentran miles de millones de personas en el mundo como consecuencia de la crónica situación de hambre que se verá agravada también por el impacto de la crisis económica y las políticas europeas que además de recortar las ayudas al desarrollo continúan subvencionando el cultivo de biocombustibles como señala OXFAM en su último informe.

Tal y como señala el Informe OXFAM: «…El año 2008 marcó el comienzo de una nueva era de crisis. Lehman Brothers quebró , el petróleo alcanzó los 147 dólares por barril, y el precio de los alimentos subió bruscamente, precipitando protestas en 61 países, con disturbios o manifestaciones violentas en otros 23. En el año 2009, el número de personas hambrientas rebasó por primera vez los mil millones.

Los gobiernos de los países ricos respondieron de forma hipócrita, expresando su alarma mientras continuaban arrojando miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes a sus infladas industrias de biocombustibles, desviando los alimentos desde las bocas hacia los tanques de petróleo. En un vacío de confianza, un gobierno tras otro impuso prohibiciones a las exportaciones, empujando aun más los precios al alza. Mientras, los beneficios de las transnacionales agrícolas subieron vertiginosamente, los rendimientos de los especuladores se dispararon, y comenzó una nueva ola de acaparamiento de tierras en el mundo en desarrollo, a medida que los inversores privados y estatales buscaban aprovecharse o asegurar el suministro.

Mientras el cambio climático nos empuja hacia nuestra segunda crisis de precios de los alimentos en tres años, poco ha cambiado que sugiera que ahora el sistema mundial podrá gestionarla algo mejor. El poder continúa concentrado en manos de unos pocos egoístas…»

Todas las crisis una crisis 


Todas las crisis están pues complejamente interrelacionadas como acertadamente nos señala Edgar Morin. Crisis económica y crisis alimentaria que vinculadas en su origen y efectos por un sistema productivo depredador e insostenible, provoca a su vez una crisis ecológica sin precedentes en la historia de nuestro pequeño planeta produciendo alteraciones irreversibles e irreparables en la vida y en la naturaleza. Así por ejemplo hoy sabemos que además del cambio climático, la pérdida de diversidad biológica y de suelos fértiles, el aumento de las desforestación y la contaminación de las aguas constituyen impactos tremendamente dolorosos para nuestro medio ambiente provocando sequías e inundaciones, así como costosas pérdidas de cosechas que junto a otros factores condenan a millones de personas a situaciones de penuria y miseria irreparables.

Y este es el caso por ejemplo de Haití, un país asolado por un terrible terremoto en el que dos años después hay cerca de 600.000 desplazados que viven en 895 campamentos y en el que se han producido 6749 muertes como consecuencia del cólera en una población cuyo 45 % vive en una grave situación de inseguridad alimentaria que representa un aumento del 30 % antes del terremoto (5).

Al mismo tiempo, después de 20 años de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992 y a pesar de la crisis económica, para el año 2010 el Departamento de Energía de los Estados Unidos ha calculado que se emitieron a la atmósfera 564 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. Un incremento de un 6 % que en sólo un año, es el mayor del que se tenga registro, lo cual ha llevado al Panel Intergubernamental del Cambio Climático a afirmar que parte de los acontecimientos climáticos extremos que han afectado a millones de personas en los últimos años, como sequías, inundaciones y huracanes son consecuencia del cambio climático (Lander, E; 2012:4).

Estamos pues ante una crisis global que es al mismo tiempo económica y ecológica, pero sobre todo es también una crisis de justicia, solidaridad y derechos humanos, porque la desigualdad sigue siendo generalizada en todo el mundo tanto a nivel micro, como en el caso de la violencia contra las mujeres, como a nivel macro que se manifiesta en el maltrato a minorías, la corrupción, el acaparamiento de tierras, las diferencias de ingresos y consumo, así como las escandalosas diferencias de oportunidades tanto entre países como dentro de cada país.

Así por ejemplo, un niño que naciese hoy en el Japón puede esperar vivir 37 años más que un niño que nazca en Zimbabue. O en Inglaterra, las personas que viven en los barrios más pobres morirán, de media, siete años antes que aquellas que viven en los barrios más ricos (OXFAM: 2012). En este punto, según los cálculos del grupo financiero suizo Credit Suisse, la mitad más pobre de la población adulta global del planeta es dueña únicamente del 1 % de la riqueza global. En su contrario, el 10 % de la población mundial más rica es dueña del 84 % de la toda la riqueza mundial de tal forma que el 1 % y 0,5 % de la misma poseen respectivamente el 44 % y el 38,5 % de la riqueza de todo el planeta (Lander, E; 2012:5).}


Juan Miguel Batalloso Navas es doctor en Ciencias de la Educación y miembro del Grupo ECOTRANSD.

Fuente: http://www.tendencias21.net/La-crisis-del-estar-traera-cambios-globales-de-grandes-proporciones_a13160.html