viernes, 30 de abril de 2010

Evolución Cerebral

“Nuestras mentes son finitas y sin embargo, aún en esa condición de finitud, estamos rodeados de posibilidades que son infinitas y el objeto de la vida humana es tomar tanto como podamos de esa finitud”
Alfred North Whitehead.


El cerebro humano concentra unos diez mil millones de neuronas y cientos de miles de millones de otras células menores en sus 1,350 gramos, conectadas entre sí en una enorme y compleja red que de a poco se esta desenmarañando.
Se estima que nuestro disco rígido cerebral tiene una capacidad de almacenamiento de 1000 terabytes (1000000 gigabytes), pero no solo almacena, razona, compara, sintetiza, genera abstracciones, etc.
A lo largo de millones de años nuestro cerebro ha evoluciona de adentro hacia fuera, como explica Carl Sagan, la evolución del cerebro es como el de una ciudad: se desarrolla a partir de un centro pequeño y crece y cambia lentamente, dejando que continúen funcionando muchas partes antiguas. La evolución no dispone de sistemas para derribar el interior antiguo del cerebro a causa de sus imperfecciones y sustituirlo por algo de fabricación más moderna. El cerebro ha de funcionar durante la renovación. Las partes viejas están encargadas de demasiadas funciones fundamentales para que puedan ser reemplazadas. Continúan pues funcionando, jadeantes, pasadas de moda y a veces contraproducentes, pero son una consecuencia necesaria de nuestra evolución.
En lo hondo del cerebro, está la parte más antigua, el tallo encefálico, que dirige las funciones biológicas básicas, incluyendo los ritmos de vida, los latidos del corazón y la respiración.
Luego se pueden diferenciar bien tres fases evolutivas sucesivas en nuestro cerebro. Coronando el tallo encefálico está el complejo R, la sede de la agresión, del ritual, de la territorialidad y de la jerarquía social, que evolucionó hace centenares de millones de años en nuestros antepasados reptilianos, es decir, en lo profundo de nuestro cráneo hay algo parecido al cerebro de un cocodrilo.
Rodeando el complejo R está el sistema límbico del cerebro de los mamíferos, que evolucionó hace decenas de millones de años en antepasados que eran mamíferos pero que todavía no eran primates. Es una fuente importante de nuestros estados de ánimo y emociones, de nuestra preocupación y cuidado por los jóvenes.
Y finalmente en el exterior, viviendo en una tregua incómoda con los cerebros más primitivos situados debajo, está la corteza cerebral, que evolucionó hace millones de años en nuestros antepasados primates. La corteza cerebral, donde la materia es transformada en consciencia, es el punto de embarque de todos los viajes cósmicos. Comprende más de las dos terceras partes y es el reino de la intuición y del análisis crítico. Es aquí donde tenemos ideas e inspiraciones, donde leemos y escribimos, donde hacemos matemáticas y componemos música. La corteza regula nuestras vidas conscientes.
Hay muchos valles en las montañas de la mente, circunvoluciones que aumentan mucho la superficie disponible en la corteza cerebral para almacenar información en un cráneo de tamaño limitado. 
El mundo del pensamiento está dividido más o menos en dos hemisferios. El hemisferio derecho de la corteza cerebral se ocupa principalmente del reconocimiento de formas, la intuición, la sensibilidad, las intuiciones creadoras. El hemisferio izquierdo preside el pensamiento racional, analítico y crítico. Estas son las fuerzas duales, las oposiciones esenciales que caracterizan el pensamiento humano. Proporcionan conjuntamente los medios tanto para generar ideas como para comprobar su validez. Existe un diálogo continuo entre los dos hemisferios canalizados a través de un cuerpo calloso neuronal, el puente entre la creatividad y el análisis, dos elementos necesarios para comprender el mundo.


Diferencia entre el cerebro masculino y femenino


"El cerebro original del feto es unisex hasta las 8 semanas de gestación, cuando en los futuros niños aparecen los testículos, que empiezan a bombear grandes cantidades de testosterona y marinan los circuitos cerebrales con ella, matando algunas células en los centros de comunicación y haciendo crecer otras en los centros sexuales y de agresión. Y se dan fenómenos como, por ejemplo, que en el área cerebral que rige el impulso sexual en los niños las células se multiplican, como mínimo, por dos.
En cambio, el cerebro femenino no está perturbado por la testosterona  y sigue creciendo tranquilamente. Una consecuencia para los fetos femeninos es que sus células cerebrales desarrollarán más conexiones en los centros de comunicación y en las áreas que procesan la emoción.
Entre los 9 y los 15 años, en los chicos la testosterona se multiplica por veinte o por veinticinco. Biológicamente, ese cambio es enorme, es como si experimentaran una sobrecarga eléctrica. Empiezan a tener fantasías con partes del cuerpo femenino y con actos sexuales. Es la época en que los chicos no querrán hablar con su madre y simplemente se encerrarán en su habitación para sus cosas. En las chicas, en cambio, el impulso sexual se manifestará en la necesidad de mostrarse atractivas en su apariencia externa. Quieren ponerse guapas, utilizar maquillaje, comprar mucha ropa... Dos días antes de la ovulación es cuando las mujeres se muestran más seductoras, tratando de atraer la atención de los hombres. La madre naturaleza lo hizo así para que se queden embarazadas.
En el cerebro femenino es superior el número de neuronas espejo para la empatía: las mujeres tienen más y son más activas, de manera que les permite ponerse en la piel de la persona con la que se comunican. Los psicólogos evolucionistas creen que esto se deriva de que, a lo largo de millones de años, las mujeres han aprendido a interpretar las emociones del bebé que no habla: se ven obligadas a leer los matices emocionales en la expresión no verbal del recién nacido, porque es un factor esencial para su supervivencia."

Louann Brizendine. Especialista en terapia hormonal, licenciada en medicina por Yale y graduada en neurobiología por Berkeley.



"En el amor dos áreas cerebrales son las protagonistas: el núcleo caudado, que forma parte del cerebro de los reptiles, implicado en el sistema de las recompensas y en la excitación sexual; y el área ventral, veta madre de las células que producen dopamina, con la que riega el cerebro generando gran energía, atención concentrada, euforia, los sentimientos básicos del amor romántico..."
Helen Fisher, Antropóloga experta en amor y sexo.



"Las emociones no están hechas para que seamos felices, sino más bien para que nos adaptemos al medio. Por eso en períodos de bonanza terminamos por acostumbrarnos y no sentir alegría por nuestro bienestar. El sistema se activa sólo cuando las cosas van mal: entonces produce una sensación (puede ser tristeza, ira, etc...) que nos obliga a actuar. Los sentimientos negativos son más intensos porque son los que nos impelen a cambiar para mejorar (no necesitamos notar todo el tiempo la comodidad de los zapatos, pero sí necesitamos ser concientes de ellos cuando nos aprietan).” 


¿Y para qué sirve nuestro cerebro?, y la respuesta es que está ahí para tomar decisiones que mejoren el éxito reproductivo.”
Michael Gazzaniga, fundador de la neurociencia cognitiva.

"Las creencias religiosas como las prácticas religiosas parecían estar relacionadas con redes neuronales implicadas en el procesamiento cognitivo social. Se descubrió que un sentido intenso de intimidad con Dios estaba relacionado con un incremento del volumen cortical del gyrus temporal medio derecho, que se sabe juega un papel clave en el mantenimiento de las relaciones íntimas. Asimismo, los científicos encontraron una pronunciada relación entre el volumen cortical del precuneo izquierdo (área relacionada con la empatía, las respuestas emocionales y también con la regulación de las jerarquías sociales) y el miedo a la ira de Dios (cuanto más pequeño era el volumen del precuneo izquierdo, más miedo tenían los individuos a Dios). La suma de todos los resultados obtenidos sugiere que las creencias religiosas surgirían como una extensión natural de avances evolutivos desarrollados en la cognición social y el comportamiento. Así, con el paso del tiempo, los mismos cambios en el volumen del cerebro que permitieron al ser humano demostrar empatía hacia otros individuos podrían haber posibilitado también la aparición del sentimiento de relación íntima con entidades sobrenaturales, y la emergencia de las religiones."

“Nos preguntamos qué propósito útil hay en el canto de los pájaros, cantar es su deseo desde que fueron creados para cantar. Del mismo modo debemos preguntarnos por qué la mente humana se preocupa por penetrar los secretos de los cielos... La diversidad de los fenómenos de la Naturaleza es tan grande y los tesoros que encierran los cielos tan ricos, precisamente para que la mente del hombre nunca se encuentre carente de su alimento básico.”
Johannes Kepler, Mysterium Cosmographicum



"La pregunta de si un computador puede pensar no es más interesante que la pregunta de si un submarino puede nadar."

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